Sobre el proyecto
¿Qué es Cartografía de la Ausencia?
El rostro humano nos conecta con el mundo, es el lugar donde la empatía y la solidaridad pueden florecer. Recuperar el rostro es un acto de resistencia que desafía a la maquinaria que quiere borrar las identidades de los desaparecidos: nos recuerda que cada desaparecido no es un número en un expediente ni una estadística silenciosa. Es una forma única de habitar el mundo. Cada rostro es una historia que no puede ser desmantelada. Allí donde algunos reducen personas a documentos anónimos, la memoria colectiva debe restituir el gesto suspendido.
Cartografía de la Ausencia es más que un archivo o base de datos. Al reunir los rostros de los desaparecidos en un solo mosaico digital, se convierte en un territorio de memoria donde las personas desaparecidas siguen presentes. Cada rostro es memoria. Es una rebelión contra el olvido. Es una forma de mantener viva la esperanza. Es un acto de justicia. Cada imagen de cada rostro es una prueba de la violencia que nos quiere extinguir, pero también la posibilidad de rasgar el velo de la deshumanización. Al mirar los rostros, lo personal se hace colectivo, el duelo se transforma en lucha, y el olvido retrocede.
La ausencia duele pero es el territorio donde se levantan las preguntas urgentes. A veces, la ausencia no paraliza: moviliza. Lo que nos falta también puede ser lo que nos mueve a construir. Es una fuerza creativa y transformadora. También puede ser ese paréntesis en el que se arraiga la esperanza.
Esta cartografía es el mapa de la ausencia, pero no como el registro de aquello perdido, sino como la huella de quien esperamos que vuelva. Es un tejido de ausencias reclamadas. La plataforma nombra la ausencia para que la mirada no se disuelva en resignación. Es un espacio donde la falta se vuelve demanda, exigencia de justicia, un llamado frente a la indiferencia de quien pasa de largo ante las personas desaparecidas. Ante tanta ausencia, oponemos la imaginación, reflexión y acción colectiva.
Cartografía de la Ausencia también es un acto de resistencia. Un acto político: mostrar los rostros de las y los desaparecidos es no sucumbir ante las maquinarias que los desdibujan o criminalizan. Es un tributo a las y los desaparecidos, a quienes les buscan, a quienes les piensan. Es un grito colectivo, un llamado a la sociedad a la acción, a la movilización, a la empatía, al acompañamiento y al abrazo solidario.
Recuperamos la Flor Pensamiento como símbolo. Florece en otoño, por lo que en invierno, cuando todo parece desvanecerse ante el frío, ella permanece erguida. Es un faro de resistencia ante las inclemencias. Como las madres buscadoras. Y puede mantenerse en pie hasta la siguiente primavera, cuando el sol calienta la tierra de nuevo. La flor es un tributo a los ausentes: representa que piensas en alguien que no está pero al recordarlo reafirmas su existencia. Regalarla significa “estoy pensando en ti”. Aunque es algo aún más profundo: encarna no solo el recuerdo en sí mismo, sino también a quienes están pensando en quien no está con nosotros. Son pensamientos para los pensamientos de quien recuerda al otro.
Cartografía de la Ausencia es para las y los desaparecidos y, a la vez, para quienes los piensan incesantemente.